En Navidad compramos jamón fresco asado (o pata, como se dice aquí) y loncheado, pero como siempre pasa sobró mucho. Hice varios paquetes de ración y los congelé para la cuesta de enero y febrero.
El otro día me acordé y saqué un par de ellos y los dejé descongelar dentro del envoltorio unas horas. Cuando los abrí esperaba encontrarme unas lonchas secas y quebradizas pero la verdad es que me sorprendió cómo estaban de suaves y jugosas, supongo que por la humedad del congelador. Estaban como recién asadas.
Las coloqué extendidas en un plato y las aliñé “a feira”, como el pulpo, con aceite de oliva, sal gorda y pimentón picante. Unos segundos al microondas (sin pasarse, que entonces de verdad sí que se resecan) y están listas para comer. Con unos pimientos asados o una buena ensalada tenemos la cena en un momento.
Por cierto, que otro día probé a descongelarlas al microondas y quedaron también muy bien. Sólo hay que tener la precaución de ir retirando cada minuto o así las que se vayan descongelando para que no se recalienten demasiado.
Esto mismo puede hacerse con restos de cualquier asado, cinta de lomo, redondo…, y así no acaban por una vez dentro de croquetas o empanadillas.
Espero que os guste y os aproveche.
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